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La alimentación en las fiestas

Se acerca fin de año, y en nuestro país, es un momento de encontrarse, celebrar y proyectar y, casi siempre los festejos van acompañados de comida. Porque comer es un hecho socio-cultural, y no solamente algo biológico que nos permite la supervivencia.

Para muchos, diciembre es un mes “crítico” en cuanto a la alimentación, ya que participan de distintos eventos donde abundan variedad de platos y bebidas, y decir “no”, resulta prácticamente imposible.

 

¿Es posible transitar esta época del año de forma saludable y disfrutando las comidas? Claro que sí. Se trata de aprender a elegir en cada momento, aquí veremos algunos consejos para ello.

  • No saltear ninguna comida: realizar todos los días desayuno, almuerzo, merienda y cena. Esto permite mantener un orden, y no llegar con tanto hambre a las fiestas. Aprovechar para compartir con los más chicos un “desayuno de navidad”, o “el primer desayuno del año”, con frutas, jugos naturales, granola, frutas secas, etc.
  • Durante las fiestas, comer con moderación. Servirse porciones pequeñas y separar los alimentos a consumir en nuestro plato, para visualizar la cantidad que comemos y ser conscientes de ello. Esto es útil en todos los momentos (entrada o picada, plato principal, postre, mesa dulce) y una conducta que los niños pueden aprender e imitar.
  • Acompañar las comidas principales preferentemente con agua, jugos naturales, limonada casera, o bebidas sin azúcar.
  • Planificar un menú y ser realistas con las cantidades de comida a la hora de comprar y preparar, para evitar desechos y excesos. Si sobra comida, es conveniente colocarla en el freezer o compartirla con otras personas (cuidando la cadena de frío), y continuar los días posteriores con el menú tradicional.
  • Realizar platos livianos y ser creativos, combinando nuevos sabores. Las fiestas pueden ser una ocasión para que los chicos prueben nuevos ingredientes y colaboren en la preparación de los platos.
  • Algunas ideas para el menú de entrada: huevos rellenos con queso blanco descremado en colchón de hojas verdes, pionono de palmitos y ananá, arrollado de rúcula y jamón crudo. Para el plato principal: brochete de carne y verduras con ensalada caprese, peceto frío con ensalada waldorf, arrollado de pollo con ensalada de espinaca y champigñones. Las verduras también pueden incluirse grilladas, asadas, en brochete. Para el postre: ensalada de frutas, brochete de frutas frescas bañadas en chocolate, helado con frutas, frutas con queso untable saborizado con ralladura de cítrico, etc. Para la mesa dulce, sumar frutas secas (almendras, nueces, avellanas, castañas de cajú, maní), además del turrón y pan dulce.
  • Aprovechar estas ocasiones para bailar u organizar juegos que impliquen movimiento. Los más chicos son especialistas en ese tema y es un espacio más para compartir con ellos.

Todo está permitido, pero no todo es conveniente; no hay que comer como si fuera el fin del mundo, es sólo una cena festiva. Que podamos celebrar esta etapa del año, encontrándonos unidos y con un corazón agradecido.

María Jimena Bazal

Lic. en Nutrición – M.N. 7179

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